Soy un globo. Un absurdo globo rojo.
Tanto exceso de helio empieza a intoxicarme.
Alargo las palmas y diviso la ciudad que no ha hecho los deberes.
Qué poca decencia, maldita sea.
No me apetecen más nubes para cenar,
el último pájaro sabía raro,
muy raro.
Te agradecería que me pincharas
con altas dosis de cotidianeidad.
sábado, septiembre 15, 2007
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8 comentarios:
ahora falta que tampoco te guste la sopa
Preciosa tu poesía y preciosos tus textos. LLevo poco tiempo en esto de los blogs y el tuyo está entre mis favoritos.Continúa así.
Un saludo
Para no perder el hilo de lo que significa irse volando?
Cotidianeidad... es algo tan necesario. ¡Tan maravilloso a veces!
Hola!
jejejeje...
la cotidianeidad a veces es redonda y pincha mal
pues sí, a veces no hay nada más punzante.
Beso
Uy, qué de comentarios :)
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